miércoles, 30 de enero de 2008

EL poder de la música




Decía Voltaire, el gran escritor francés del siglo XVIII que "cantamos cualquier cosa demasiado estúpida para ser dicha". Aunque podemos pensar que estaba exagerando lo cierto es que la música ejerce tal poder que muchas veces cuando oímos a un cantante o escuchamos un coro las palabras sobran. La fuerza de la música es tal que nos emocionamos aun cuando no entendamos las palabras. De hecho si analizamos la letra de muchas canciones famosas o el libreto de grandes óperas encontraremos que lo que dicen puede ser catalogado como una perfecta tontería. Es la música que las acompaña la que les da la capacidad de emocionarnos y de ser recordadas. Tal es el influjo de la música.

La música nos revela las maravillosas capacidades de la mente humana para crear un significado. Y es que la música en sí no es nada, como expresó de forma gráfica el famoso intérprete de la armónica Larry Adler, al señalar que aún la más excelsa composición musical de Bach se reducía en su instrumento al acto de "soplar y chupar". O como nos recordara el gran director de orquesta británico Sir Thomas Beecham "la música en sí es mero sonido", son el intérprete y el oyente los que le dan significado con sus capacidades mentales y espirituales. La razón por la cual la mente humana interacciona de forma tan dramática con ciertas combinaciones de sonidos y logra con las mismas evocar todo un mundo de sensaciones, sentimientos y estados anímicos ha sido un misterio que la ciencia apenas está comenzando a explorar.

La música ha tenido siempre una poderosa y casi mágica influencia. La música despierta los más variados sentimientos y emociones. Pero la música, además de ejercer una poderosa influencia emotiva, también ejerce su influjo sobre los aspectos intelectuales de la personalidad. Ciertos tipos de música parecen competir con lo que se está haciendo y dificultan el proceso de aprendizaje. Por otro lado otros tipos de música funcionan en sentido contrario ayudando a aprender y a concentrarse mejor en ciertas tareas.

Investigaciones científicas avalan y explican que efectivamente existe música que puede ayudarnos a aprender mejor. También existe música que puede ayudarnos a combatir la depresión, a manejar el dolor, e incluso ayudarnos a fortalecer las defensas de nuestro cuerpo contra las enfermedades. Como dice Robert Ornstein, conocido psicólogo y autor de varios libros sobre la naturaleza y la evolución de la mente humana, "la música puede alterar de forma muy marcada nuestros estados de ánimo, nuestras emociones y aun nuestra fisiología".

Cierto que a veces la música puede precipitarnos en un estado de nostalgia, recordarnos momentos dolorosos e incluso puede ser utilizada para fomentar acciones no muy loables. Cuantas veces hemos visto que la música ha sido puesta al servicio del fanatismo y la intolerancia y es empleada para enardecer las pasiones que llevan a la guerra. Pero aún estos usos son testimonio del poder de la música. Y por esto mismo es que debemos aprender a utilizarla para nuestro bien. Empleemos con sabiduría la música. El resultado no puede ser otro que hacernos más humanos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante entrada atachasito, el influjo de la música!!Qué cierto que la música es forma de imbuición a determinados comportamientos o como mínimo predispone.A mí particularmente la que más me gusta e influye es la música del corazón, pero ésta aún no ha sido catalogada,jajaja!!un beso musical,me alegro de tu actualización!!

Anónimo dijo...

jajajaja, muchas gracias por tu comentario goroka. Esa música que te gusta la cataloga el mismo. Yo creo que es mucha la música que sale del corazón...aunque no exista un género como tal porque a mi entender puede estar en cualquiera.

Un beso de corazón !!